¿Y si finalmente hubiéramos entendido el cáncer?
Recientes análisis genéticos parecen confirmar una teoría simple y radical sobre esta enfermedad. No, el cáncer no estaría relacionado con mutaciones genéticas aleatorias. Sería la reactivación de una vida arcaica, la de nuestro pasado unicelular, aún inscrita en lo profundo de nuestro genoma.
Hervé Poirier, redactor jefe de la revista científica épsilon, hoy evoca una nueva teoría sobre el cáncer, una hipótesis fascinante, que podría hacer avanzar las terapias. Porque entender mejor esta enfermedad promete combatirla mejor.
franceinfo: ¿Esta nueva teoría perturba nuestra visión de esta enfermedad, qué es en términos concretos?
Hervé Poirier: Hace unos meses, biólogos chinos hicieron una extraña observación: descubrieron que en los tumores se expresan más los genes asociados a la vida unicelular. Son genes legados por nuestros lejanos ancestros unicelulares hace más de mil millones de años, antes de que aparecieran seres de trillones de células como tú y yo.
Sin embargo, esto añade peso a una teoría simple, sorprendente y radical del cáncer formulada por dos físicos hace 15 años. La idea: el cáncer sería la reactivación de ese pasado unicelular, todavía inscrito en lo más profundo de nuestro genoma, pero reprimido por genes más jóvenes, surgidos con la vida multicelular. Las células cancerosas serían renegadas: romperían este pacto establecido, proliferando por sí solas, convirtiéndose en un formidable enemigo interior.
Sorprendente: ¿hasta ahora nos hemos tomado esta enfermedad completamente a mal?
La idea dominante durante mucho tiempo ha sido que el cáncer está relacionado con mutaciones genéticas aleatorias como resultado del estrés (por ejemplo, la radiación). Pero, ¿cómo explicar que estas mutaciones aleatorias siempre den las mismas formas de cáncer? ¿Cómo explicar los casos de regresiones espontáneas?
La nueva teoría hace que sea mucho más fácil de responder. También explica por qué el cáncer está presente en todos los animales, incluso en las plantas. Y por qué las células cancerosas tienden a multiplicarse, a mutar ante los ataques, a producir energía sin oxígeno: en definitiva, ¡a reaccionar como células aisladas! Sin embargo, a pesar de todos estos argumentos, la teoría sigue siendo minoritaria. De hecho, los oncólogos están más interesados en soluciones concretas que en debates teóricos.
Y, precisamente, ¿esta nueva teoría abre nuevas perspectivas terapéuticas?
Sí. Ver el cáncer como el retorno de una dinámica arcaica reprimida invita, por ejemplo, a inspirarnos en estrategias de erradicación de parásitos, o a requisar a los enemigos naturales de las células unicelulares (virus, bacterias, etc.), o a modificar el entorno de los tumores. , por ejemplo, aumentando el oxígeno dentro de los tumores.
Las terapias aún tienen un largo camino por recorrer en términos de supervivencia, efectos secundarios o resistencia al tratamiento. ¿Y si, para tratar mejor el cáncer, tuviéramos que empezar por entenderlo mejor?
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