El esqueleto de los astronautas apenas se recupera del vuelo espacial
Malas noticias para futuras misiones a Marte: los astronautas apenas se recuperan de la pérdida ósea sufrida durante su estancia en ingravidez, incluso un año después de su regreso a la Tierra, según un estudio publicado este jueves.
La atrofia ósea causada por la ingravidez, similar a la osteoporosis, se ha estudiado durante mucho tiempo a bordo de las estaciones espaciales. Flotar allí es agradable, pero los astronautas deben limitarse a varias horas de ejercicio físico al día para limitar el daño de este tiempo de inactividad del sistema musculoesquelético.
Lo que es menos conocido es cuánto tarda en recuperarse después de volver al suelo.
Gracias a las nuevas técnicas de imágenes en 3D, un estudio de 17 astronautas de la Estación Espacial Internacional (ISS), publicado en la revista Scientific Reports, muestra que la recuperación sigue siendo incompleta, incluso después de un año.
El trabajo comenzó en 2015 por iniciativa de Steven Boyd, director del Instituto McCaig para la Salud Ósea de la Universidad de Calgary en Canadá. Junto a sus compañeros, fotografiaron los esqueletos de 14 hombres y tres mujeres antes del vuelo espacial, cuando regresaron a la Tierra, seis meses y otros 12 meses después del aterrizaje.
En particular, realizaron exploraciones óseas de la tibia (que soporta casi todo el peso del cuerpo) y el radio (antebrazo) para evaluar su densidad y resistencia a la fractura. Mediante el cálculo de los efectos del ejercicio físico practicado en ingravidez y de vuelta a la Tierra.
Resultado: un año después del vuelo, 16 astronautas tenían una reabsorción incompleta de la tibia, que había perdido hasta un 2 % de su densidad ósea en comparación con el período previo al vuelo. Cuanto más larga era la estancia en órbita (6 a 7 meses), más se dañaba el sistema óseo.
Después de 12 meses, nueve de los astronautas no se habían recuperado por completo. Daño comparable a una década de pérdida ósea en la Tierra, o más.
–22 horas/día en la cama–
“También demostramos que la arquitectura ósea se altera de forma permanente”, dijo el Dr. Steven Boyd, coautor del estudio, dijo a la AFP. “Piense en la Torre Eiffel y todas sus varillas de metal: en el espacio, perdimos algunas de sus varillas. Cuando volvamos a la Tierra, podemos reparar las que quedan, pero no creamos nuevas conexiones”, continúa el investigador. .
“Microgravedad [l’apesanteur]es la inactividad física más drástica que existe”, comenta Guillemette Gauquelin-Koch, jefa de medicina espacial del CNES, que no participó en el estudio.
Los habitantes de la ISS cuentan desde hace unos años con una nueva máquina desarrollada por la NASA, el Ared (Advanced Resistive Exercise Device), que ejerce una resistencia similar a la gravedad sobre el cuerpo, permitiendo flexiones de piernas, trabajo de bíceps, abdominales. …” más ejercicios de este tipo para reducir la pérdida ósea”, recomienda Steven Boyd.
Para futuros vuelos tripulados a Marte -más de seis meses- es en cualquier caso un obstáculo, que se suma a los problemas de radiación cósmica y al impacto psicológico de un largo confinamiento. “No será fácil para la tripulación poner un pie en suelo marciano cuando llegue… es muy agobiante”, según el Dr. Gauquelin-Koch.
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