Emilio tiene 18 años y desde finales de agosto vive con la familia Werquin. Regresará a casa para las celebraciones de fin de año en Monterrey, una aglomeración mexicana de 4 millones de habitantes.
En perfecto francés, traicionado por un leve acento cálido, Emilio Mellado mira con gran placer el pueblo y Francia: “Va bien. Al principio fue un poco difícil, las clases en la secundaria. Terminamos más tarde aquí, pero los profesores son agradables. El francés no es muy difícil, pero sí un poco complicado. Las palabras son similares, pero la conjugación. . .”
Fuera de la vida escolar, Emilio disfrutaba“Aquí se puede caminar. No es necesario ir en coche”.
París próximamente
Pero el estudiante es un luchador. En familia o solo, en tren, la lista de pueblos visitados crece: “Fui a Nîmes, Montpellier, Aviñón, Arles, Niza, Cannes, Mónaco, Toulouse, Lyon, Lille…”
Pero la ciudad más hermosa del mundo se espera pronto. “París es la semana que viene, pero este fin de semana voy a Courchevel a ver la nieve. No tenemos nieve como aquí en casa. Hay que ir muy, muy alto”. Comparado con su país, Emilio se sorprende: “A los 16, conduces tu auto. Hay muchos estudiantes de secundaria que fuman aquí. En México, no hay tantos”.
Pero Francia sin su gastronomía no es Francia: “Me gusta. Es menos picante. Tiene mucho queso. Me gusta el Brie, ¡pero el Roquefort es demasiado fuerte!”
Emilio fue a una clase de primaria el viernes 9 de diciembre para presentar su país a partir de una presentación de diapositivas que él mismo compuso. Después de que se fue, tuvo la amabilidad de enviar un mensaje de texto: “Gracias, fue tan bueno, nunca olvidaré ese recuerdo”.
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