Para escapar de los depredadores, la mariposa da una buena “bofetada”
Las mariposas han desarrollado una técnica avanzada para escapar de los depredadores, con un “chasquido” de sus alas para impulsarlos rápidamente, según un estudio publicado el miércoles.
El vuelo irregular del frágil insecto es en realidad una maravilla evolutiva, según un estudio de dos biólogos suecos de la Universidad de Lund.
“Para minimizar el riesgo de captura, las mariposas despegan muy rápida y repentinamente, y muchas vuelan de manera errática e impredecible”, dijo a la AFP el profesor Per Henningsson.
Con su colega Christopher Johannsson, levantó el velo sobre un mecanismo identificado en 1973 por un colega danés, el “aplauso”, el bofetón que hacen las alas de la mariposa al cerrarse. Un estudio posterior encontró que las alas del animal eran flexibles, pero no midió su utilidad.
Los científicos de Lund especularon que permite que se forme una bolsa de aire cuando las alas se juntan, antes de ser expulsado como un chorro, como un fuelle. Y a la inversa, cuando las alas descienden, se pliegan en la otra dirección, aumentando así la sustentación del ala de la mariposa.
Para probar sus hipótesis, los científicos primero visualizaron el fenómeno sometiendo especímenes de Argynis paphia, muy bien llamado tabaco español por su color dorado, a pruebas en túnel de viento, explica el estudio publicado en Interface, la revista de la Sociedade Real.
Las imágenes de la turbulencia causada por el movimiento del ala confirmaron que “el flap descendente proporciona principalmente sustentación y el flap ascendente proporciona impulso hacia adelante”, dijo el Prof. Henningsson. Otras imágenes permitieron calcular la forma particular que tomó el ala de la mariposa.
Quedaba por calcular el efecto, utilizando pequeños modelos, entre ellos un par de alas rígidas de balsa y otro de látex flexible, imitando el efecto “bolsillo” de las mariposas.
En el momento del “aplauso” el ala flexible aumenta la fuerza del jet en más de un 20%, y la maniobra se realiza con casi un 30% menos de energía que el ala rígida.
Los biólogos de Lund creen que su descubrimiento podría ser útil para los inventores de minidrones, algunos de los cuales ya se están inspirando en el vuelo de los animales. El mecanismo de “aplauso” con alas flexibles “puede mejorar significativamente la eficiencia (…) y en consecuencia la autonomía” de estos dispositivos.
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