Armita Garavand, una joven de 16 años, falleció después de permanecer 28 días en coma. Según informó la agencia estatal IRNA, Garavand habría sufrido una presunta agresión por parte de las autoridades por no llevar el velo islámico en el metro de Teherán.
Las autoridades iraníes argumentan que Garavand se golpeó la cabeza debido a un desmayo, pero diversos grupos de derechos humanos denuncian que fue agredida por no cumplir con la obligación de cubrirse con el velo islámico.
Las imágenes de seguridad del metro difundidas por IRNA muestran a Garavand y a dos amigas ingresando a uno de los vagones. Sin embargo, se ha reportado que las autoridades manipularon el video acelerando los fotogramas y omitiendo lapsos de más de tres minutos, en los que supuestamente se habría producido la agresión.
Los grupos defensores de los derechos humanos también denuncian que las autoridades iraníes no permiten que Garavand sea enterrada en su provincia natal, Kermanshah, a pesar de ser el deseo de sus padres. En cambio, las autoridades pretenden enterrarla en el cementerio de Behesht Zahra, en Teherán.
El grupo de derechos de las mujeres Bidarzani ha corroborado la prohibición del entierro en Kermanshah y cita fuentes cercanas a la familia de Garavand.
Este caso recuerda al de Mahsa Amini, quien también falleció luego de ser detenida por la policía por no llevar correctamente el velo islámico. La muerte de Amini desencadenó fuertes protestas en Irán hace más de un año.
La trágica historia de Armita Garavand ha generado indignación tanto a nivel nacional como internacional, incrementando la presión sobre las autoridades iraníes para que se investigue a fondo este caso y se haga justicia. Los grupos de derechos humanos exigen que se respeten las libertades individuales y se termine con las agresiones por el no cumplimiento del uso del velo islámico.
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