La inflación en Estados Unidos complica el dilema de la Fed: IPC sube al 3,2% en julio pero el subyacente se suaviza por debajo del 5% – Mr. Código
El índice de precios al consumo (IPC) en Estados Unidos ha seguido aumentando, pasando del 3% en junio al 3,2% interanual en julio, según la Oficina de Estadísticas Laborales del país. Sin embargo, el IPC subyacente, que excluye los precios de la energía y los alimentos, ha mostrado una moderación por cuarto mes consecutivo, situándose en el 4,7% interanual, su tasa más baja en los últimos 21 meses.
Estos datos del IPC han sorprendido a los expertos y están generando expectativas de que los tipos de interés no subirán más en el corto plazo. Como resultado, el dólar ha caído frente a la moneda comunitaria, reflejando las perspectivas de un encarecimiento del precio del dinero.
A pesar del aumento del IPC, los expertos señalan que la aceleración de la inflación es engañosa y está influenciada por los efectos de base. Además, el encarecimiento de la vivienda en Estados Unidos ha contribuido al aumento tanto del IPC como del IPC subyacente. Los precios de los alimentos también han subido en comparación con junio, especialmente los cereales y los productos de repostería.
La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) es la entidad encargada de decidir los tipos de interés y asegurar la estabilidad de precios y el máximo empleo. Aunque la Fed ha aumentado los tipos de interés en los últimos meses, no está claro si continuará endureciendo su política monetaria en el futuro.
Los analistas esperan que la inflación se desacelere en los próximos meses, lo que podría influir en la decisión de la Fed sobre los tipos de interés. Sin embargo, las perspectivas económicas de la entidad muestran que esperan que la inflación se mantenga elevada en los próximos años.
Es importante destacar que los analistas tienen pronósticos más pesimistas sobre la inflación en Estados Unidos en comparación con las proyecciones de la Fed. Esto podría tener implicaciones importantes en la economía del país y en las decisiones de política monetaria que se tomen en el futuro.
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