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Isabel II y Margaret Thatcher, dos rivales por el poder

En 1979, la reina Isabel II con la primera ministra Margaret Thatcher (1979-1990), en Lusaka, Zambia.

Entre 1979 y 1990, el Reino Unido no estuvo gobernado por una mujer, sino por dos. Decir que la relación entre la reina Isabel II y Margaret Thatcher fue difícil es quedarse corto. Los dos jefes ejecutivos tenían la misma edad a los seis meses y más de una cosa en común: ambos idolatraban a su padre, tendían a desconfiar de las mujeres y profesaban un patriotismo inquebrantable y una preocupación por la continuidad. “Maggie” era una monárquica convencida y su timidez se hacía eco de la de la soberana, aunque la primera compensaba con agresividad y la segunda con reserva. Sin embargo, un mundo separaba a la hija del tendero de Grantham y al aristócrata.

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No se debe filtrar nada de la entrevista que reúne cada semana a la Reina y su primer ministro en Buckingham. Su confidencialidad lo convierte en un momento habitual para la discusión libre, y los líderes políticos a menudo han descrito el beneficio que obtienen de este diálogo con una reina que está verdaderamente bien informada y es sabia.

Con Margaret Thatcher, las sesiones a menudo se describían como pesadas, tensas e improductivas. La deferencia excesiva de “Maggie” es considerada vergonzosa por la soberana, a quien le resulta difícil soportar el tono dulce y autoritario de su interlocutor. La tendencia del primer ministro a querer proteger a la reina es percibida por la reina como condescendiente. Su hábito de llegar demasiado temprano parece ser una señal de mala educación.

Incontables desacuerdos

Especialmente, M.yo Thatcher ahoga a Isabel II en un aluvión de palabras mientras persigue su agenda. Expresa sus opiniones, incluso da conferencias, en lugar de buscar los puntos de vista de la Reina. Si esta última aprueba al inicio la drástica política de recuperación económica de la Dama de Hierro y avala la intervención en Malvinas como jefe de los ejércitos, sus desencuentros con Myo Thatcher creció desde 1983, durante su segundo mandato. La reina, receptora de un aluvión de cartas de las esposas de los mineros en huelga, es sensible a su angustia durante el conflicto social más largo de la posguerra (1984-1985). La caída de la libra esterlina la preocupa.

METROyo Thatcher ahoga a Isabel II en un aluvión de palabras mientras persigue su agenda. Expresa sus opiniones, incluso da conferencias, en lugar de buscar los puntos de vista de la Reina.

El descontento se expresó de manera espectacular el 20 de julio de 1986 en la portada del horario de domingo, que proclama: ‘Reina horrorizada por la insensibilidad de Thatcher’. El artículo, en realidad inspirado en Buckingham, afirma que Elizabeth ve las políticas de su primer ministro como “agresivo y socialmente divisivo”. Además, llega en un momento en que varios países de la Commonwealth, de los que la Reina es la cabeza, amenazan con abandonar la organización en protesta por la negativa de Margaret Thatcher a tomar sanciones económicas contra Sudáfrica y su sistema de ‘apartheid’.

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Eugènia Mansilla

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