Economía

“En esta era de darwinismo geopolítico, los europeos no tienen más remedio que adaptarse para no desaparecer”

contraAún no es momento de hacer balance del año pasado, pero nos vamos acercando y la metáfora que me viene a la mente es la animal: los depredadores han abandonado todos el recinto. A decir verdad, esto no es completamente nuevo. En 2018, el socialdemócrata alemán Sigmar Gabriel, entonces ministro de Asuntos Exteriores, ya lamentaba que, en un mundo lleno de carnívoros, los herbívoros, entre los que se contaban los europeos, no tuvieran una vida fácil.

No fue el único. Un año después, el ex neoconservador estadounidense Robert Kagan -que siempre rechazó esta distinción- publicó un libro advirtiendo a Estados Unidos contra el regreso de ” la jungla “🇧🇷 Un mundo en el que estos últimos renunciaran a su responsabilidad de metrónomo imperfecto, explicó, terminaría mal, incluso para sus intereses.

“Estados Unidos primero”, martillada entonces por Donald Trump, era garantía de éxito escénico, pero ciertamente no una visión a largo plazo, dada la maraña de crisis económica, sanitaria o climática. Todos estos últimos tienen la mala idea de ser totalmente indiferentes a las fronteras. Su respuesta presupone idealmente una orden, inadvertidamente violada por todos lados. Desde el regreso de la guerra en el continente europeo hasta la competencia entre grandes potencias, de hecho, todo va de mal en peor.

grandes depredadores

En la cumbre del G20 en Bali (Indonesia) en noviembre, también estuvo el presidente francés, Emmanuel Macron, con su alegoría animal para describir el enfrentamiento entre Estados Unidos y China, asimilado a “dos elefantes muy inquietos”🇧🇷 “Si empiezan a pelear, toda la selva sufrirá”aseguró, suplicando una fuerza de interposición de otros animales.

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Para los vegetarianos, más apegados a las normas y reglas que a la fuerza, la brutal invasión de Ucrania producida por el salvajismo ruso ha ilustrado sin descanso la inevitabilidad del regreso de los grandes carnívoros y de una gramática que no se preocupa por las sutilezas. En este último, las siglas ya no hacen referencia a foros complejos o sutiles formatos de negociación, sino de forma más prosaica a tipos de armas y calibres.

Bajo el efecto de este retorno, los mecanismos del orden internacional del pasado, muchas veces disfuncionales, giran en el vacío sin que surja nada. No queda, por tanto, mucho del grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que reunió, hace más de una década, potencias ambiciosas que combinaban un fuerte crecimiento económico y ambiciones geopolíticas.

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Prudencia Febo

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