El procesador del mañana podría estar hecho de… miel
La miel tiene una serie de propiedades inusuales, y los investigadores acaban de descubrir una nueva, que podría servir como material base para futuros procesadores.
La miel puede evocar muchas cosas: abejas, naturaleza, una dulzura deliciosamente dulce, pero también sus beneficios calmantes. Nada de lo que naturalmente viene a la mente podría sugerir computación y, sin embargo…
Investigadores de la Universidad Estatal de Washington (WSU) han descubierto que el futuro de los chips de computadora neuromórficos puede estar en la miel. Esta sustancia natural podría ser la clave de un chip diseñado para funcionar como el cerebro humano, ofreciendo garantías ecológicas.
Rendimiento similar a las neuronas humanas
Un chip neuromórfico se compone de memristores, componentes similares a transistores que pueden procesar y almacenar información como un cerebro humano. La ventaja de este tipo de estructura sería lograr un compromiso entre el poder computacional bruto de una computadora y la adaptabilidad extrema del cerebro humano.
Para obtener una estructura cercana a la de las neuronas, los científicos utilizaron miel real, que convirtieron en un sólido. Luego se colocó entre dos electrodos para simular las sinapsis humanas. El resultado es un chip que reproduce el funcionamiento de las sinapsis con la misma capacidad de encendido o apagado que en los humanos (es decir, un tiempo entre 100 y 500 nanosegundos).
Si bien se han considerado otros materiales orgánicos como proteínas y azúcares, la miel domina las discusiones. Sus propiedades lo convierten en un material naturalmente antibacteriano, lo que significa, según Feng Zhao, “chips de computadora muy estables y confiables durante mucho tiempo”. Además, bastaría con disolver la miel para reciclarla.
Un largo camino por recorrer
Los chips a base de miel no deberían aparecer rápidamente. A pesar de completar con éxito una primera serie de pasos, la producción de hojuelas de miel aún debe superar muchas limitaciones técnicas.
El más obvio de ellos es el tamaño. Actualmente, el memristor probado mide el ancho de un cabello humano. Antes de que podamos siquiera pensar en hacer un chip neuromórfico completo, tendríamos que dividir el tamaño del memristor por 1000 y poder producirlo a escala nanométrica. En comparación, el cerebro humano tiene más de 100 mil millones de neuronas, o más de 1000 billones de sinapsis.
Por lo tanto, no se espera que los procesadores de miel lleguen mañana a nuestras computadoras o teléfonos inteligentes, pero cuando se encuentre con una abeja, dígase a sí mismo que puede llevar parte de la tecnología del futuro.
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