Ciencias

Ciencia: 2022, el año James-Webb

Promesas cumplidas. El año 2022 habrá estado marcado por la intensa actividad de un instrumento científico esperado desde hace más de treinta años, el Telescopio Espacial James-Webb, desarrollado por la NASA y las agencias espaciales europea y canadiense. Con un presupuesto de 10.000 millones de euros, lanzado en Navidad de 2021, se posicionó a más de 1,5 millones de kilómetros de la Tierra para desplegar su gigantesco espejo de 6,5 metros de diámetro y recoger preciosos granos de luz. Estos últimos provienen tanto de galaxias muy lejanas, de sistemas solares en formación, de exoplanetas, como de los planetas de nuestro Sistema Solar, incluso de asteroides.

El 12 de julio, el mundo entero descubrió las primeras cinco imágenes, como fuegos artificiales, elegidas para impresionar y mostrar el excepcional rendimiento del telescopio. Primero, hay un cúmulo de galaxias muy antiguas, solo unos cientos de millones de años después del Big Bang. Luego, evocando una magnífica pintura de color, la Nebulosa de Carina, una masa de polvo que se destaca contra un cielo azul profundo. Menos espectacular, pero que entusiasma a los especialistas, es el análisis de la atmósfera de un exoplaneta. Luego, un choque titánico de galaxias, una de las cuales parece estar sonriendo, el Quinteto de Stephan. Finalmente, un remanente de una explosión estelar, la Nebulosa del Anillo Sur, se forma como una burbuja gigantesca en el cosmos.

ojos experimentados

Estas fotos tranquilizan el funcionamiento del instrumento y su futuro prometedor. El telescopio no ve en el visible, sino en el infrarrojo, lo que le permite observar galaxias que se alejan de nosotros, y por tanto muy lejanas. Esta longitud de onda también atraviesa nubes de polvo y revela detalles ocultos a los ojos de, por ejemplo, otro telescopio espacial icónico, el Hubble. Su capacidad para descomponer también la luz entrante en sus diversas longitudes de onda permite a los investigadores analizar la composición de las atmósferas o las inmensas estructuras que bañan las galaxias para entender el nacimiento de estrellas y planetas.

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Todo funciona bien como se esperaba. Con la excepción, sin embargo, de uno de los espectrómetros, el MIRI (que rompe la luz), inoperativo durante varios meses. No se ha reparado, ya que cualquier intervención es imposible a tales distancias, pero los ingenieros han encontrado una forma de utilizarlo que evita la fricción responsable de la indisponibilidad.

Así, desde el 12 de julio se han multiplicado las fotos espectaculares, despertando justificado entusiasmo, aunque muchas veces los objetos tomados del natural ya eran conocidos y espectaculares, como los famosos Pilares de la Creación. Solo los ojos experimentados pueden ser sensibles a los nuevos detalles. Sin duda, James-Webb ya ha renovado la mirada del público hacia el cielo.

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Prudencia Febo

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