Camerún: Devolver la vida a los desechos electrónicos
Bajo un paraguas remendado que lo protege del sol, Ismaël Alioum rebusca entre montones de desechos electrónicos en busca de materiales para reutilizar: en el distrito de chatarra de Yaundé, capital de Camerún, la actividad informal está en pleno apogeo mientras una ONG ofrece una forma alternativa sostenible de gestionar estos residuos.
En Camerún, el tratamiento de las toneladas de residuos electrónicos que se producen cada año está esencialmente en manos de actores informales, formados en la práctica, “observando el día a día”, reconoce Ismaël Alioum.
Según el comerciante de chatarra, los operadores chinos e indios son muy activos en el sector y se abastecen principalmente de actores del sector informal.
Sin guantes ni máscara protectora, el hombre de 46 años golpea un viejo regulador de voltaje. “El hierro y el plástico tienen mucha demanda”, explica con las manos llenas de barro. A su lado, tres jóvenes armados con destornilladores y cuchillos también atacan viejos aparatos electrónicos.
“Toman lo que es útil y dejan el resto en la naturaleza, incluido lo que es tóxico para el medio ambiente”, lamenta Armel Poughela, director de Solidaridad Tecnológica, una ONG que ofrece una alternativa al sector informal dando nueva vida a estos equipos. de acuerdo con las normas ambientales.
“Los desechos electrónicos contienen sustancias nocivas que pueden causar enfermedades como el cáncer en humanos cuando se liberan en la naturaleza”, dijo Didier Yimkoua, activista ambiental y presidente de la ONG World Action Phyto Protection.
“Cuando los chatarreros rompen los tubos de rayos catódicos, sale mercurio o plomo, lo cual es peligroso para ellos y para la población”, dice.
En 2012, Camerún adoptó una ley sobre la gestión de residuos electrónicos, convirtiendo a Solidarité Technologique, fundada en 2011, en uno de los primeros operadores en obtener la aprobación estatal para llevar a cabo esta actividad. Se benefician unos 25 operadores, pero solo dos están activos en el campo.
La ONG recoge los electrodomésticos defectuosos de comercios y hogares para “evitar que los residuos acaben en la basura”, explica Augustin Kenné, responsable de la sección de desmontaje.
– Meta 5.000 toneladas –
Las recogidas ahora se hacen con cita previa gracias a la labor de sensibilización de la ONG, celebra Camille Ndomo, empleada de Solidaridad Tecnológica, que lleva en su triciclo una placa de gas, una pantalla LCD y un teléfono fijo recuperados recientemente en una casa del barrio. de Ewonkan, al este de Yaundé.
En las instalaciones de la asociación, una decena de empleados armados con guantes y mascarillas clasifican, lavan y desmontan pantallas viejas, carcasas de ordenadores o cables eléctricos, antes de repararlos para venderlos a menor coste en su tienda.
Según Armel Poughela, Camerún es el primer país africano que ha legislado sobre la gestión de desechos electrónicos. Una ley vinculante rige la actividad y, en particular, requiere licencias ambientales para cualquier persona que desee trabajar en este sector.
“En los últimos tres años hemos recogido una media de 130 toneladas de residuos al año”, explica Armel Poughela, que precisa que se han “recuperado” (reutilizado) o destruido “cincuenta” toneladas de residuos.
Los residuos que la ONG no puede destruir o transformar en el sitio son transportados a socios en Douala, la capital económica, y a Europa, donde la experiencia en el área está más desarrollada.
Ningún estudio permite evaluar la cantidad de residuos electrónicos producidos por empresas y familias en Camerún, pero su reciclaje sigue siendo bajo, “porque la actividad no es rentable”, respira Armel Poughela, concretamente por la falta de infraestructura. “Deberíamos alcanzar un volumen de procesamiento de 5.000 toneladas por año para cubrir los costos”, agrega.
Para lograr este objetivo, la ONG está construyendo una planta para triturar e incinerar los residuos que no se pueden reciclar. “Conseguimos una parcela de tierra de una hectárea en Douala, pero todavía no tenemos los fondos necesarios”, concluyó el Sr. Poughela.
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