“Así como una calculadora no reemplaza a un matemático humano, este chatbot no reemplaza a los escritores humanos”
contraEn las últimas semanas, el potencial uso de los chatbots en la educación ha sido objeto de una auténtica polémica, sobre todo tras ChatGPT se convirtió en la aplicación más rápida en llegar a un millón de usuarios. Este chatbot marca un gran avance en la inteligencia artificial (IA), como una herramienta capaz de escribir textos cortos casi tan bueno como los humanos.
En este contexto, el mundo de la educación ha expresado su preocupación sobre cómo ChatGPT podría permitir que los estudiantes hagan trampa. En conversaciones con colegas de mi departamento, muchos profesores expresaron su preocupación por esta posibilidad, llegando incluso a sugerir que ahora solo tomarían exámenes orales. Así que fue con gran alivio que muchos celebraron herramientas como GPTZero, que promete poder detectar si un texto está escrito por ChatGPT.
Si bien este pánico moral puede parecer extremadamente contemporáneo, es solo una versión moderna de un viejo debate, que ocurre cada vez que las nuevas tecnologías perturban nuestra concepción de la educación en algún momento. La historia nunca se repite, pero rima, y el mejor ejemplo de ello lo encontramos en el debate de la calculadora.
pánico moral
A fines de la década de 1970, las calculadoras habían pasado de ser muebles engorrosos y costosos a ser herramientas económicas de bolsillo. Allí también estalló un pánico moral, y muchos abogaron por una prohibición total de las calculadoras, lo que retrasó durante años la integración exitosa de las calculadoras en el plan de estudios escolar.
Ahora sabemos, gracias a un metaestudio de 2003 de Aimee Ellingtonque cuando se usan calculadoras en la educación, mejoran las habilidades operativas y de resolución de problemas de los estudiantes, y que cuando se usan tanto en la educación como en los exámenes, todas las habilidades matemáticas mejoran.
Además, los estudiantes que usaban calculadoras mientras aprendían matemáticas tenían una relación más positiva con la materia que sus compañeros que no lo hacían. Incluso hoy en día, algunos podrían argumentar que las calculadoras son una muleta que impide que los estudiantes desarrollen las habilidades numéricas que necesitan para tener éxito.
Sin impacto negativo
Sin embargo, esto es simplemente falso. El estudio mostró que el uso de calculadoras no tuvo un impacto negativo en las habilidades numéricas de los estudiantes. De hecho, el uso de calculadoras anima a los estudiantes a adoptar un enfoque más estratégico para la resolución de problemas y centrarse en la comprensión de los conceptos matemáticos en lugar de atascarse en los detalles del cálculo.
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