Ciencias

Mañana, fusiona la IA y las neuronas

Este artículo fue tomado de la edición del 8 de diciembre de 2020 de Sciences et Avenir-La Recherche.

Conecta el cerebro humano y la inteligencia artificial (IA) para aumentar las capacidades del primero y mantener el control del segundo. Es en esta fantasía transhumanista en la que se basó el célebre empresario estadounidense Elon Musk para poner en marcha, en 2016, la empresa Neuralink que tiene como objetivo desarrollar implantes cerebrales para interactuar con una máquina “pensando”. Para el multimillonario, la tecnología digital algún día estará tan entrelazada en los giros y vueltas de nuestro cerebro que será posible controlar objetos conectados solo por concentración. Pero cuatro años después de los primeros anuncios, está claro que todo esto sigue siendo ciencia ficción. A finales de agosto de 2020, Neuralink presentó la segunda versión de su implante cerebral utilizado … por cerdos. El dispositivo sigue estando lejos del rendimiento que ya permite la estimulación cerebral profunda, para tratar enfermedades como el Parkinson o la epilepsia, o las interfaces cerebro-máquina, para controlar las prótesis. Pero la tecnología es bastante nueva: un chip de 23 mm de diámetro y 8 mm de espesor que despliega 1.024 electrodos de 5 micrómetros en la superficie cortical. Batería inalámbrica o externa, este sencillo dispositivo se recarga por inducción y la actividad neuronal, captada por los electrodos, se transfiere a un teléfono inteligente o computadora. Un primer paso, pero aún no lo que “lograr simbiosis cerebral con IA”, según el deseo de Elon Musk.

¿Un primer paso hacia una IA consciente?

Reflejando, Oshiorenoya Agabi sueña con una IA hecha de neuronas reales. Doctorado en neurociencia, el nigeriano es director ejecutivo de Koniku, una empresa de Silicon Valley que fabrica chips de computadora reemplazando el silicio … con neuronas. Koniku presentó este verano, en colaboración con el Airbus europeo, una “nariz electrónica”, formada por neuronas olfativas de mamíferos programadas genéticamente para disparar una alarma en presencia de explosivos. Para el empresario, hacer circuitos informáticos con células biológicas tiene como objetivo sobre todo ahorrar energía para máquinas cada vez más potentes y, por tanto, consumidores como el European Human Brain Project, que pretende simular el funcionamiento del cerebro en un superordenador.

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¿Es este un primer paso hacia una IA consciente? ¿O por una conciencia baja? En cualquier caso, este era el proyecto de azufre de la startup californiana Nectome, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Entre 2016 y 2018, comunicó sobre una técnica de conservación del cerebro que permite reconstituir su personalidad … ¡en otro cuerpo o en una supercomputadora! El proyecto terminó causando un escándalo, lo que llevó al MIT a retirarse antes de que se proporcionara alguna prueba de su viabilidad. En diciembre de 2019, Francia también creó un comité piloto de ética digital responsable de la inteligencia artificial.

Prudencia Febo

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