REPORTE – Los grupos chiítas pro iraníes quieren que Washington pague por las muertes de Soleimani y Mohandes, asesinados hace un año por un ataque de Estados Unidos.
En Bagdad y Basora
Una linterna de papel ilumina tenuemente una gran pancarta colocada en el frente de un edificio modesto en al-Mashraq, un suburbio pobre de Basora. Arriba, los rostros de los hombres con uniformes militares se alzan orgullosos. Todos pertenecen al pasado, excepto el de Jawad Ruhaef Fuleh al-Daraji. Su comandante está sentado en la sala de estar, rodeado de sus hijos, también combatientes de la brigada al-Muntazar, un subgrupo de la milicia Kataëb Sayyid al-Shouhada, conocida por su actividad en Siria, Irak y por su estrecho vínculo con Irán.
En la habitación adornada con fotografías de él, armas pesadas en las manos, el hombre exclama: “¡Odio los Estados Unidos, me gustaría volarme en la tierra!” En la batalla contra Daesh, Jawad, de 59 años, con barba blanca, dejó allí una pierna y un pie que pronto podrían ser amputados. Pero al señor de la guerra no le importa. Para las celebraciones de Hache al Chaabi, en memoria de Soleimani y Mohandes, ambos “eliminados” por orden de Donald
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