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Crepúsculo de Julio Bracho – Olivier Père

El doctor Alejandro Mangino acaba de publicar un libro titulado Crepúsculo, donde parece evocar su propia decadencia. En la ocasión, recuerda los dramáticos hechos que lo llevaron a cuestionar su brillante carrera como cirujano. Desesperadamente enamorado de Lucía, que lo había dejado, descubre a su regreso de Europa, tras un breve encuentro fortuito en un estudio de escultura, que ella se ha casado con su mejor amigo. Los dos ex amantes reanudan rápidamente una aventura, a pesar de la resistencia de Alejandro, preocupado por sus sentimientos hacia la hermana menor de Lucía, Cristina.

Con su construcción en flashbacks, su narración en off, su antihéroe neurótico y sus juegos de sombras y luces, Crepúsculo se acerca al cine negro de Hollywood inspirado en el psicoanálisis. Julio Bracho añade una locura y excesos totalmente latinos. Asistimos a la creación de un hogar para cuatro personas, donde los distintos protagonistas parecen atrapados por sus impulsos, devorados por el deseo, la culpa, los celos o la envidia. Alejandro, que ha venido a meditar sobre la tumba de su amigo, le cuenta la trágica pasión que lo unía a Lucía. Esta confesión a un muerto va desvelando una historia donde el azar, los deslices y los golpes del destino precipitarán al médico en un abismo de desesperación. Todo comienza en el estudio de un artista. Por una extraña coincidencia, Alejandro encuentra a su ex amante Lucía, primero en forma de estatua, luego desnuda, de espaldas, posando. Esta escena introduce motivos de fetichismo y duplicación, que reaparecerán varias veces en la película. Así, Alejandro, bajo la influencia de su amor por Lucía, parece sufrir trastornos de personalidad. Él observa y comenta tus acciones como si fueran las de otra persona. La película se baña en una atmósfera que raya en la alucinación, que se profundiza a medida que la soga se cierra alrededor de Alejandro, y él desciende a la autodestrucción. El director de fotografía Alex Phillips hace un uso notable de la profundidad de campo y compone escenas inmersas en la oscuridad que logran evocar el descenso a los infiernos de Alejandro. Julio Bracho (1909-1978) inició su carrera en el teatro antes de dirigir alrededor de cuarenta largometrajes entre 1941 y el año de su muerte, convirtiéndose por su ambición y prolificidad en uno de los principales contribuyentes a la época dorada del cine mexicano. Como la mayoría de sus compañeros, se destacó en casi todos los géneros, desde los thrillers hasta las películas religiosas, incluso si su preferencia era el melodrama. Crepúsculo es su sexta película, en cuyos créditos encontramos a Gloria Marín y Arturo de Córdova, dos de las más grandes estrellas del cine clásico mexicano. Arturo de Córdova, conocido por sus papeles de seductor en dramas o películas de aventuras, vuelve a actuar ocho años después Crepúsculo, un rico notable obsesionado hasta la locura por una mujer en El por Luis Buñuel, otra obra maestra para una lectura psicoanalítica. En cuanto a Gloria Marín, su belleza fatal y estatuaria ilumina casi un centenar de películas.

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Crepúsculo de Julio Bracho (1945): se estrena en cines el miércoles 14 de junio, distribuida por Les Films du Camélia. Texto escrito para el dossier de prensa.

Angelica Bracamonte

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