un reptil prehistórico, un faraón, felinos…
LA LISTA DE LA MAÑANA
Periodistas del Departamento de Ciencia y Medicina de la Mundo te ofrecemos cinco exposiciones que no te puedes perder. Además del imperdible Ramsés II en La Villette o la aventura de los gatos en el Museo de Historia Natural, puedes descubrir en Seine-Maritime la historia de la estatua de Apolo más grande descubierta en la Galia.
La resurrección de un reptil marino en la Sarthe
En aquella época Europa era un archipiélago y de Francia sólo salían el Macizo Central, el Macizo Armoricano y los Vosgos. Los dinosaurios gobernaban la tierra y los reptiles marinos gobernaban los océanos. Fue en el Jurásico, uno de los tres grandes períodos, con el Triásico y el Cretácico, formando el Mesozoico (desde – 252 millones de años hasta – 66 millones de años). El mar que entonces bordeaba nuestras costas, poco profundo, estaba poblado principalmente por elasmosaurios, un reptil marino que podía medir hasta 12 metros y pesar más de 2 toneladas, con un cuello que representaba más de la mitad del cuerpo y una cabeza relativamente pequeña. permitiéndole comer sólo pescado, amonitas y calamares.
Unos 165 millones de años después, en 1864, en Saint-Rémy-du-Val (Sarthe), a 30 kilómetros de Le Mans, unas obras viales sacaron a la luz los restos de uno de ellos. Aunque dañado y muy fragmentado (se encontraron unas cincuenta vértebras, algunas costillas y fragmentos de huesos al nivel de las aletas), fue en su momento el reptil marino más completo descubierto en Francia y sigue siendo un hito importante en la evolución de esta familia.
Este esqueleto, de 5 metros de largo, es la pieza principal de una exposición presentada en el Green Museum de Le Mans y titulada “Gigantes, en la época de los dinosaurios”. Sufrió una gran intervención para completarlo, llevada a cabo por Sylvain Duffaud, paleontólogo especialista en vertebrados y restaurador. Para ello, acudió al Museo Millau y a los Grands Causses (Aveyron), donde se expone otro elasmosaurio de la misma época, casi completo pero de menor tamaño (4 metros), descubierto en los años 90. Escaló siguiendo los consejos de Peggy Vincent. , paleontólogo, especialista en reptiles marinos. El cráneo siendo completamente aplastado, lo recogió “destruido” virtualmente y “recuperado” unos dientes que le permitieron volver a esculpir sus dientes.
Después de escanear la muestra de Le Mans y realizar una comparación computadora entre los dos esqueletos, imprimió los elementos faltantes por fotopolimerización (proceso que consiste en solidificar resina líquida con luz ultravioleta). Consiguió así una precisión de 50 micrómetros. Una ligera variación de color permite diferenciar los huesos originales de los que fueron impresos. Esta misión, que requirió seis meses de trabajo a tiempo completo, confirmó en particular que el animal era más pequeño de lo que solía representar. “Estaba más delgado de lo que pensábamos, aunque ya teníamos pistas. Es una pequeña sorpresa”subraya el paleontólogo.
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