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En Chile, militares enviados a la frontera para frenar el flujo de migrantes

Soldados chilenos vigilan ruta internacional de migrantes varados desde hace catorce días en la frontera con Perú, en la ciudad de Arica, Chile, el 27 de abril de 2023.

Qué día es hoy ? “Pierdo la noción del tiempo”observa a Daniel, un migrante venezolano de 30 años, sentado en el murete de una plaza de Iquique, una ciudad chilena de la región de Tarapacá ubicada a 1.700 kilómetros al norte de Santiago, a mediados de abril. “Anoche dormimos afuera. Yo, sólo unos minutos. Tenía miedo de que nos robaran”informa, señalando a su pareja, Joselin, de 26 años, y a su hija, Alanna, que pronto cumplirá 3 años.

Al final de un viaje de dos meses en auto y bus desde Venezuela, de donde partieron porque[ils] No comió[ient] no todos los días”, llegó a su destino, Chile, hace una semana, cruzando la frontera con Perú. Como miles de otros migrantes, en su mayoría venezolanos precarios, ingresaron clandestinamente, sin poder pagar pasaporte y visa en su país de origen. Esperaban conseguir un trabajo de inmediato. “Preguntamos por todas partes pero no encontramos nada. Estar en la calle es vergonzoso”, lamenta Daniel. Un transeúnte les ofreció dos bandejas de arroz y pollo. Pero los chilenos cruzados les advirtieron: aquí los migrantes no son bienvenidos.

Para contener el flujo de Bolivia y Perú, el presidente chileno Gabriel Boric (izquierda) envió soldados a vigilar la frontera con ambos países el 27 de febrero por un período de noventa días. Tienen derecho a realizar controles de identidad y arrestar a las personas que cruzan la frontera. “El Estado no estaba lo suficientemente preparado para recibir la llegada masiva e irregular de migrantes”argumentó Gabriel Boric, el 15 de marzo. “Lamentablemente, algunos de ellos vienen con la intención de delinquir (…). Los buscaremos y les haremos la vida imposible, en el marco del estado de derecho”.añadió.

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clima de desconfianza

Esta medida constituye una inversión. Antes de asumir el cargo en marzo de 2022, el programa de Gabriel Boric prometía una política migratoria basada en derechos humanos y registro de extranjeros sin permiso de residencia, a mil millas del escenario militar. El 18 de abril, en cambio, el Parlamento aprobó dos proyectos de ley que endurecen los controles de inmigración y las condiciones de deportación.

Según el Ministerio del Interior, la presencia de militares -una medida popular- redujo en un 55% el número de inmigrantes ilegales que cruzan la frontera chilena en comparación con el mismo período del año anterior, con un promedio de 440 llegadas por semana. Pero la militarización pone de relieve la dificultad del gobierno para implementar una política migratoria coherente, las carencias del Estado y la fragilidad de un tejido social impregnado de xenofobia.

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Eugènia Mansilla

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