La visita de Sergei Lavrov a América Latina: una ofensiva diplomática para romper el aislamiento de Rusia

Esta es una demostración del fracaso de la diplomacia occidental.

Brasil mantiene estrechas relaciones comerciales con Estados Unidos y Europa. Pero también comparte una cosmovisión con Rusia. Moscú y Brasilia forman parte de este grupo de potencias medias con economías emergentes conocido como BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica). Con su unión, estos países, que suman 3.200 millones de habitantes, intentan contrarrestar el G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido), la asociación económica de las grandes potencias de la que Rusia quedó excluida tras la invasión de Crimea en 2014.

“Económicamente, los BRICS pesan casi tanto como el G7, aunque hay que reconocer que sobre todo China es el motor, dice Tanguy Struye. Pero diplomáticamente, estos países no hablan con una sola voz. Tienen conflictos internos. En particular India y China, quienes tienen disputas fronterizas y son competidores económicos y diplomáticos en esta parte del mundo. Sin embargo, todos estos países comparten el mismo deseo de imponerse como modelo alternativo a la hegemonía occidental. Un grupo en torno al cual ahora gravitan México, Türkiye e Indonesia.

También hay que recordar que solo 40 países acordaron votar por sanciones económicas contra Rusia. Entre ellos no encontramos ni a los BRICS, ni a México, ni a Indonesia, ni a Turquía. “Esta es una demostración del fracaso de la diplomacia occidental, Análisis de Tanguy Struye. Estos países ven la guerra en Ucrania como un conflicto intraoccidental, o incluso como una agresión de la OTAN contra Rusia, Quizás este sea uno de los efectos de la propaganda difundida por los medios rusos, muy seguidos en África y América Latina en particular. Pero también muestra que los occidentales han descuidado a demasiados países como India, Sudáfrica y Brasil. Lo que los empujó al lado de China y Rusia”.