La administración de Biden reconoce los retrasos, pero culpa a Trump
La retirada militar de Afganistán, en la segunda quincena de agosto de 2021, fue un desastre para la imagen de Estados Unidos en el mundo. Proyectando una imagen de improvisación y caos, se basó en una coproducción de seguridad con las mismas fuerzas talibanes que Washington quiso castigar veinte años antes. Siguiendo esa secuencia, la administración Biden lanzó una revisión de la experiencia dentro del Departamento de Estado y el Pentágono. Finalmente, se acaban de enviar dos informes confidenciales al Congreso. El jueves 6 de abril, la Casa Blanca también publicó, para la atención del público en general, un resumen de doce paginas que se puede resumir de la siguiente manera: una acusación a Donald Trump y un blanqueo de la administración actual, con un ligero toque de arrepentimiento. “Ahora estamos priorizando las evacuaciones tempranas cuando nos enfrentamos a situaciones de seguridad en deterioro”dice el documento, saludando las posteriores crisis en Etiopía y Ucrania.
La administración Biden considera que su margen de maniobra en Afganistán es “severamente restringido” Para el “realidades difíciles” dejado como legado por Donald Trump, en particular la ausencia de un plan de evacuación específico. Este último había cerrado un acuerdo con los talibanes en Doha (Qatar) en febrero de 2020, al término del cual Estados Unidos se comprometía a una retirada en un plazo de catorce meses. A cambio, los talibanes acordaron no lanzar ataques contra las fuerzas estadounidenses y dejar de dar refugio a terroristas de al-Qaeda o de la organización Estado Islámico.
1ejem abril de 2021, Joe Biden tomó la decisión de completar esta operación el 31 de agosto. La administración aún considera esta retirada militar como una necesidad absoluta. Fue dictada por el interés nacional e impuesta por la realidad de las fuerzas sobre el terreno, tras una continua reducción, hasta 2.500 efectivos, de la presencia estadounidense. “En última instancia, después de más de veinte años, gastando más de 2 billones de dólares y construyendo un ejército afgano de 300.000 hombres, la velocidad y facilidad con la que los talibanes tomaron el control de Afganistán sugiere que no había otro escenario que pudiera haber cambiado la trayectoria, a excepción de una presencia militar estadounidense permanente y significativamente reforzada”explica la síntesis.
Fracaso de patente de inteligencia de EE. UU.
Esto esconde dos realidades que son difíciles de discutir. La voluntad política de Joe Biden de cumplir su promesa de campaña de evacuar Afganistán se desplegó en detrimento de los socios de Estados Unidos y del pueblo afgano. Varios países europeos se quedarán boquiabiertos al leer el satisfecho pasaje sobre la “intensas consultas al más alto nivel con aliados”y teniendo en cuenta su “diferencias de opinión”. La segunda realidad que no aparece claramente en el documento es el fracaso patente de los servicios de inteligencia norteamericanos. Sólo podemos adivinar entre líneas. “A finales de mayo de 2021, la evaluación era que era poco probable que Kabul se viera sometida a una presión seria hasta finales de 2021 tras la retirada de las tropas estadounidenses”, está escrito. Durante el verano, los servicios continuaron creyendo que el ejército afgano se opondría al avance enemigo.
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