Estupor en la sociedad civil tras sentencia judicial sobre transparencia financiera
Rara vez una decisión de los tribunales europeos ha dado lugar a tales malentendidos. El 22 de noviembre, los quince jueces del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) declararon ilegal el acceso del público en general a los registros de beneficiarios reales, o reales, de las sociedades. Esta medida, introducida por la Unión Europea (UE) en 2018, representó un gran avance en términos de transparencia financiera. La sentencia del TJUE supuso así un duro golpe para muchos expertos en la materia.
“La Corte destruyó en un día el resultado de años de trabajo, en particular de la sociedad civil que estuvo en el origen de esta batalla por la transparencia, dice Delia Ferreira Rubio, presidenta de Transparencia Internacional. Este es el regalo más grande que la Corte podría hacer al crimen organizado. Probablemente no midió suficientemente las consecuencias de tal decisión en términos de un retroceso en la lucha contra el lavado de dinero. 🇧🇷
La transparencia de los registros de beneficiarios fue una de las principales medidas de la quinta directiva europea contra el blanqueo de capitales (2018), votada en un contexto de repetidos escándalos financieros, como los “Papeles de Panamá”. Abiertos gradualmente al público desde 2021 en los distintos estados de la UE, estos registros enumeran a los verdaderos beneficiarios de las empresas, lo que hace más difícil ocultar a los estafadores y las redes criminales detrás de los nominados y las empresas ficticias.
Esta operación de transparencia, defendida por organizaciones de la sociedad civil, fue impugnada por algunos empresarios, quienes consideraron que la publicación de su nombre violaba su privacidad. Impulsado a pronunciarse con motivo de una cuestión prejudicial planteada por los tribunales luxemburgueses, el TJUE falló a su favor. En el interior su sentencia del 22 de noviembreel Tribunal considera que esta transparencia es contraria al respeto a la vida privada ya la protección de los datos personales de los ciudadanos, garantizados por la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE.
Ocho países ya han cerrado sus registros
Las consecuencias de esa decisión no se hicieron esperar. En pocos días, varios estados europeos cerraron el acceso público a sus registros: Holanda, Irlanda, Malta, Chipre, Alemania, Bélgica, Austria y Luxemburgo.
“Cerramos el registro para evitar más juicios, explica Yves Gonner, jefe del registro de Luxemburgo. El acceso ahora debe repensarse como parte de la decisión del TJUE, para estar legalmente seguros de lo que podemos y no podemos proporcionar al público. 🇧🇷 Un enfoque precautorio criticado tanto por organizaciones anticorrupción como por parlamentarios europeos que, como Ramona Strugariu (Renovar, centro), se sorprenden cuando “este afán de cumplir con las decisiones europeas”.
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