Reseña de Cine – BARDO – Abus de Ciné
Lanzado el 16 de diciembre de 2022 en Netflix
célebre autor de “Babel“, “21 gramos“y “hombre pájaro“, ausente de la pantalla grande durante 7 años y el lanzamiento de Western Shock”,el regreso“, con Leonardo DiCaprio, Alejandro González Iñárritu tiene éxito con”bardo“, una película sobre un río a la vez íntimo y épico, sobre un hombre en medio de una crisis existencial. Una maravilla de puesta en escena, con más de 2h54 que se suceden con atención y admiración, descubiertas en competición al final Festival de Cine de Venecia, y cuya versión transmitida en Netflix a partir del 16 de diciembre debería reducirse a 22 minutos.
Iniciando su película con un encuentro entre su personaje y el embajador de Estados Unidos, interfiere desde el principio con la imaginación de su historia, con una supuesta reconstrucción de una famosa batalla (para conmemorar el 175 aniversario del fin de la guerra entre México y Estados Unidos ), cuestionando inmediatamente el mito que se puede construir en torno a una nación y su historia, pero también la relación de dominación entre estos dos países vecinos. Cuando sabemos que el “bardo” en el budismo designa “un estado [mental] intermediario entre la muerte y el renacimiento”, se comprende mejor el deambular del personaje, luego atrapado en una especie de torbellino de reflexiones e impresiones, que se amplifica con la puesta en escena de Iñárritu.
En general, el autor nos brinda aquí una historia muy íntima, que abarca tanto la fama como el mérito, el envejecimiento y el peso del pasado y las raíces, las amistades y rivalidades, la relación con los padres y la transmisión, el peso de los arrepentimientos. .”bardoAsí, se presenta naturalmente como una especie de sueño despierto, donde todas las incursiones del pasado o del imaginario son posibles. Así, la escena de la entrevista con un periodista de televisión cayendo en el sensacionalismo y la desvergüenza, la aparición de un padre en el baño de la discoteca, dan lugar a increíbles momentos de puesta en escena, desde una secuencia filmada en los meandros de un estudio donde el personaje no quiere ir, hasta una adaptación del tamaño de su cuerpo cuando se siente muy pequeño frente a este admirado padre.
Hay, por tanto, evocaciones del pasado, con personajes que aparecen en momentos del presente. Las digresiones sobre la realización del documental y la toma de conciencia de la dimensión de las migraciones hacia el Norte se entremezclan con el presente. Las pequeñas distorsiones de la realidad son legión, para hacerla a veces más bella, a veces más triste. Y la película termina siendo política en muchos sentidos, ya sea en términos de nacionalidad y proteccionismo (la escena del paso por la aduana en el aeropuerto de Los Ángeles es una tensión relevante…), la naturaleza fabricada de la historia, la agonía de un país donde miles de personas desaparecen cada año, pero también la relación de la televisión con los patrocinadores todopoderosos, o la desconfianza generalizada hacia las noticias.
Pintada con profunda nostalgia, es a través de la intrusión de elementos peculiares que Iñárritu logra crear confusión o emoción, en torno a un personaje cuya subjetividad llega a impregnar todo el relato. Los diálogos, por tanto, a veces alternan entre el pensamiento y las palabras, las palabras de una persona que no quiere oír se vuelven sordas, un armario oscuro sirve de portal a otro lugar… espectador la sensación de viajar en el alma del personaje, en la memoria ciertamente selectiva, pero dando a sentir los principios de una cierta forma de apaciguamiento. Y los deambular de la cámara, según sus pensamientos o recuerdos, evocan así con delicadeza tragedias (la pérdida de un hijo…), desapariciones, pero también fusión y amor, a lo largo de un viaje realmente inolvidable.
Olivier BachelardEnviar un mensaje al editor
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