Brasil: tierras indígenas, baluarte contra la deforestación
La tierra reservada para los pueblos indígenas en Brasil ha servido como baluarte contra la deforestación durante las últimas tres décadas, aunque la situación se ha deteriorado recientemente, según un informe publicado el martes.
Este documento elaborado por MapBiomas, un proyecto de monitoreo de suelos creado por un colectivo de ONG y universidades, muestra que el 70 % de la deforestación en las últimas tres décadas se ha concentrado en propietarios privados, frente al 1,6 % en territorios indígenas.
En total, Brasil perdió 69 millones de hectáreas de vegetación nativa durante este período, pero solo 1,1 millones de hectáreas en reservas indígenas, que ocupan el 13,9% del territorio nacional.
“Los datos satelitales muestran que los pueblos indígenas están retrasando la destrucción de la selva amazónica”, explica Tasso Azevedo, coordinador del proyecto Mapbiomas.
“Sin estos territorios, ciertamente estaríamos más cerca del punto de no retorno, donde esta selva tropical dejará de desempeñar su papel crucial para la agricultura y las industrias de las que dependen las ciudades”, agrega.
La Amazonía, considerada vital por los expertos para contener el calentamiento global, ya emite más carbono del que absorbe.
Las tierras indígenas, que todavía tienen 109,7 millones de hectáreas de vegetación nativa, o casi el 20% del total en Brasil, están bajo mayor presión desde que el presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro llegó al poder en 2019, según MapBiomas.
El informe muestra que la deforestación en estos territorios casi se ha duplicado en los últimos tres años: se ha multiplicado por 1,7 en relación al periodo 2016-2018.
El presidente Bolsonaro fue elegido con la promesa de no “dar un centímetro más” a los territorios indígenas, y está tratando de que el parlamento apruebe proyectos de ley que autorizarían actividades mineras y agrícolas en estas reservas.
Su gobierno también es acusado de haber debilitado la fiscalización ambiental, favoreciendo la impunidad de los traficantes de madera, mineros o ganaderos que practican la deforestación ilegal.
Desde el inicio de su mandato, la deforestación promedio anual en la Amazonía ha aumentado en un 75% con respecto a la década anterior.
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