Rusia aprieta el tornillo internamente en medio de la invasión de Ucrania
BEIJING: Rusia cuenta con China para aliviar el efecto de las sanciones vinculadas a la invasión de Ucrania, pero Beijing no está dispuesto a sacrificarlo todo en nombre de la amistad, advierten los analistas.
Los países occidentales han lanzado una serie de sanciones destinadas a paralizar el sector bancario y la moneda de Rusia tras la invasión de Ucrania la semana pasada.
Se ha prohibido a varios bancos utilizar la plataforma interbancaria Swift, un actor clave en las finanzas globales destinadas a facilitar las transferencias.
China, que se abstiene de condenar la intervención rusa y rechaza el término “invasión”, se opone a cualquier sanción contra Moscú.
Desde la invasión rusa de Crimea en 2014 y las sanciones previas contra el régimen de Putin, las relaciones económicas y políticas entre Moscú y Pekín se han fortalecido considerablemente.
Gracias a su papel en el comercio mundial, el gigante asiático tiene, con mucho, las mayores reservas de divisas en euros y dólares.
China tiene “los medios financieros para ayudar a Rusia” y es el único país que puede, dice la economista Paola Subacchi de la Universidad de Londres.
“Todos ayudan y apoyan”
La amistad chino-rusa es un “ejemplo de una relación digna, donde cada uno ayuda y apoya al otro en su desarrollo”, estimó Vladimir Putin el mes pasado, recibido con bombos y platillos en Beijing con motivo de los Juegos Olímpicos.
En delicadeza con Washington, los dos gigantes tienden así a reducir su comercio de dólares, por temor a las sanciones que ofrece la extraterritorialidad del dólar.
“Cuando cayó el rublo por las sanciones” vinculadas a Crimea, China acordó pagar en yuanes, su moneda, para compensar el aumento de las importaciones en dólares, subraya Subacchi.
Pero ansioso por preservar sus intereses económicos y no provocar la ira de Occidente, Beijing no está dispuesto a hacer nada para ayudar a Moscú a eludir las sanciones.
El gigante asiático tiene su propio sistema de pagos interbancarios transfronterizos (CIPS), que opera exclusivamente en yuanes.
“CIPS puede, en teoría, reemplazar parcialmente a Swift”, dijo Juuso Kaaresvirta, experto en intercambios entre China y Rusia en el Banco de Finlandia.
Pero los bancos chinos no se “arriesgarán” por temor a exponerse a las sanciones estadounidenses que les privarían del acceso al dólar, dice Kaaresvirta.
Varios bancos públicos chinos se mostrarían reacios a financiar compras de materias primas en Rusia, según la agencia Bloomberg.
El Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB), con sede en Beijing, que es la respuesta de China al Banco Mundial, suspendió el jueves sus actividades con Rusia y Bielorrusia sancionadas.
“Boya salvavidas”
El grueso de las exportaciones rusas se refiere a los hidrocarburos, cuyos volúmenes China ha seguido aumentando en los últimos años.
Sin embargo, las importaciones de gas chino representan solo una pequeña fracción de las importaciones de la UE.
El mes pasado, Beijing y Moscú llegaron a un nuevo acuerdo para el suministro de 10 mil millones de metros cúbicos de gas natural a China desde el Lejano Oriente ruso. Los pagos se realizarán en euros.
China y Rusia tienen varios proyectos de oleoductos, el primero de los cuales entró en servicio en 2019.
Sin embargo, el gigante asiático corre el riesgo de medir su apoyo a Rusia “con mucha cautela”, especialmente porque Ucrania también es uno de los graneros de Pekín, dijo Jie Yu, del grupo de expertos Chatham House en Londres.
El poder comunista quiere evitar las sanciones occidentales sin “dar la espalda” a Rusia, señala Gary Hufbauer, investigador del Instituto Peterson de Economía Internacional (PIIE) en Washington.
Tras la invasión de Ucrania, Australia acusó a China de ser el “salvavidas” de Moscú tras levantar las restricciones a las importaciones de trigo ruso.
El acuerdo, conocido desde principios de febrero pero anunciado el día de la invasión, permite las importaciones desde todas las regiones rusas, frente a las siete anteriores.
“El negocio se reanudará con normalidad”, dijo el analista Chen Long de la empresa Plenum, sospechando que Beijing no irá más allá de otros países.
Y recalcar que “Alemania sigue comprando gas ruso”. Sin embargo, “¿es este un salvavidas ruso?”
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