Ciencias

En los orígenes del pensamiento darwiniano

Este artículo proviene de la revista Les Indispensables de Sciences et Avenir n° 208 enero/marzo 2022.

La humanidad no esperó a que llegara Charles Darwin para cuestionar la esencia de los seres vivos. Y ya se habían formulado piezas de pensamiento evolutivo… ¡hace más de dos milenios! Ya en la antigüedad, en efecto, los filósofos griegos contemplaban la naturaleza con una mirada embelesada de fascinación y demostraban una clarividencia sorprendente. Así, según Anaximandro de Mileto (-610 a -546), discípulo del célebre Tales (“¡el inventor” del teorema que atormenta a los escolares!), los primeros animales nacieron en medio acuoso, en una época en que la La tierra era muy húmeda. , los propios humanos descendían de animales parecidos a peces. Intuición brillante: no contento con situar el origen de la vida en los océanos, el filósofo ya concibió que una forma viviente podía evolucionar a otra.

Cien años después, el poeta y médico Empédocles (-490 a -430) ve las plantas y los animales como combinaciones en diversas proporciones de los cuatro elementos primordiales, agua, tierra, fuego y aire. Estos compuestos se disuelven cuando no están adaptados a su entorno, y sus fragmentos complementarios finalmente se unen para dar lugar a organismos viables. Así, los seres vivos de su tiempo están, según él, reensamblando en proporciones equilibradas “piezas” de seres más antiguos: un esbozo de la noción de evolución y transmisión de caracteres morfológicos…

Prudencia Febo

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