la mirada del padre de la “perestroika” en su voluntad política
ARTE – MARTES 17 DE AGOSTO A LAS 20:50 – DOCUMENTAL
Un hombre de 90 años con la cara y el cuerpo hinchados por la diabetes camina por un pueblo cerca de Moscú. Este hombre solitario y enfermo es Mikhail Gorbachev, el último secretario general del Partido Comunista de la URSS, quien, deseando reformar el imperio soviético, precipitó su colapso. Casi treinta años después, ¿cómo valora su voluntad política, desde su ascenso al poder en 1985 hasta su dimisión el 25 de diciembre de 1991?
Venerado en Occidente, impopular en Rusia, “Gorby” mantuvo intacta su fe en Lenin, el fundador de la URSS, “nuestro Dios para todos”.
Filmado por el director Vitaly Mansky, a quien conoce bien, el padre de volumen (“Transparencia”) y perestroika (“Recast”) sigue siendo esquivo sobre las circunstancias que le obligaron a dimitir. No dice nada sobre el fallido golpe de agosto de 1991, fomentado por sus propios colaboradores. Durante varios días de agosto, él, su esposa Raïssa y su hija fueron hechos prisioneros en su centro turístico de Crimea. Un shock del que nunca se recuperó. “Casi voy allí”, confiesa. ¿No lo había visto venir? “Estaba débil, no me corté la cabeza”, explica satisfecho de no haber empleado “Los métodos de (s)sus predecesores, incluido Lenin ”.
Venerado en Occidente, impopular en Rusia, “Gorby” mantuvo intacta su fe en Lenin, el fundador de la URSS, “Nuestro Dios para todos”, y por el socialismo que “Sigue siendo una excelente cuadrícula de lectura”. Stalin es diferente. En su juventud, lo elogió, escribiendo un comentario de texto entusiasta sobre el tema que le valió la calificación más alta en el examen. “Estaba bien con eso”, él admite. Ascendido a secretario general en 1985, consultó los archivos secretos del gran terror estalinista (1937-1939) y abandonó “Horrorizado”. Listas de personas a las que disparar “100, 200 personas a la vez”, se anotaron en la mano del Zar Rojo.
Fallos del sistema
Gorbachov lo sabía, sin saberlo. En la familia, por el lado materno, el bisabuelo había sido llevado a las armas desde las primeras purgas, y el abuelo había regresado roto después de una estancia en las cárceles estalinistas. “Dijo que Stalin no sabía eso. “ Es durante este período que el volumen ir a hacer ejercicio primero. Entre 1985 y 1991, la prensa abunda en historias y entrevistas que describen el mecanismo de las purgas. El viento de libertad que luego sople revelará las fallas del sistema, plagado de corrupción, mala gestión, escasez.
La URSS ha desaparecido, pero el culto dedicado a Stalin sigue vivo. “Hoy en día millones de personas lo admiran”, admite tristemente Gorbachov.
Poco a poco, el glaciar soviético se rompe, el muro de Berlín cae en 1989, las repúblicas que componen la Unión aprovechan el fallido golpe de Estado para declarar su independencia. Se ha pasado una página. La URSS ha desaparecido, pero el culto dedicado a Stalin sigue vivo. “Hoy, millones de personas lo admiran”, admite Gorbachov con pesar. De Vladimir Putin, no dice nada. No en los temas candentes de las noticias rusas, el conflicto en Ucrania, los ataques a las libertades, la mala gestión de la pandemia.
Pobre en revelaciones históricas, el documental muestra al hombre tal como es, con sus debilidades, su alegría de vivir cuando canta una canción ucraniana o recita versos del poeta ruso. Sergei Essenin. Solo nos puede conmover el amor que siente por su esposa, Raïssa, quien murió de cáncer en 1999. “Dijeron que me estaba tirando de la nariz, lo que nunca negué. Fue bueno, la hizo destacar. “
Gorbachov – aparte, documental de Vitaly Mansky (P.-Lett.-Rep. tch., 2020, 101 min). Disponible art.tv hasta el 15 de septiembre.
“Jugador. Aficionado a las redes sociales. Aspirante a especialista web. Fanático de la cerveza. Comunicador. Emprendedor. Friki zombi malvado. Fanático apasionado de la televisión. Entusiasta del tocino incurable”.