Isabelle Creusot, figura del mundo editorial de las humanidades, ha muerto
Figura del mundo editorial, centinela de las ciencias humanas, responsable de prensa de Seuil durante más de treinta años, Isabelle Creusot falleció el lunes 9 de agosto en París, agotada por una enfermedad. Tenía 63 años.
Nacida en la misma ciudad en 1958, demostró su amor por los libros y la danza clásica desde temprana edad. Después de su licenciatura, estudió chino y dedicó una disertación a Tao Hongjing (456-536), uno de los maestros del taoísmo. Durante los veranos de 1982 y 1983, fue a China con el sinólogo Roger Darrobers. A su lado, subió al monte Shan, un lugar elevado del taoísmo, entonces de difícil acceso. Esta experiencia solo reforzó su manera carnal y ascética de considerar las formas de pensamiento. De hecho, su presencia física había estado marcada durante años por la anorexia, inseparable en ella del culto al esfuerzo y el deseo de excelencia.
“Monje soldado”
Esta impresionante disciplina, donde la generosidad y la tenacidad se mezclan constantemente, Isabelle Creusot la pone pronto al servicio de los textos. Tras incorporarse a Plon, se incorporó a Le Seuil en 1990. Allí defendió obras de las ciencias humanas, empezando por las que pueblan la colección de la casa: “L’Ordre philosophique”, fundada por Paul Ricoeur y François Wahl, “Poético”, creado por Gérard Genette y Tzvetan Todorov, o incluso “El color de las ideas”, recién inaugurado por Jean-Luc Giribone, Jean-Claude Guillebaud y Jean-Pierre Dupuy, estos “Tres mosqueteros” quien inmediatamente reconoció en ella “Su d’Artagnan”.
Además, Isabelle Creusot tiene una concepción ofensiva de su profesión y le gusta definirse, sonriendo, como una “Monje soldado”. El sociólogo Pierre Bourdieu, con quien era cercana, no la designó un día como su “Jefe de Gabinete” ? Un léxico que luego encontraremos en boca de Jacques-Alain Miller, psicoanalista y editor de los seminarios de Jacques Lacan, durante la lucha contra la famosa “Enmienda Accoyer”, que busca regular la psicoterapia, en 2004. Sin complacencia, portador muy exigente Isabelle Creusot es una de esas pacientes vigilantes que esperan frenar las fuerzas enemigas: oportunismo miope, baratura desenfrenada, cinismo comercial.
al servicio de todos
Desde su oficina, donde se entronizan un retrato de Bourdieu y otro de Audrey Hepburn (cuya elegancia y moño comparte), crea para cada libro lo que ella llama un “Plan de batalla”. Antes de la publicación, y mucho antes de las pruebas, circula un capítulo semiclandestinamente para tal o cual pluma aliada, en forma de textos barrocos mecanografiados (con espiral, claro). Aguas abajo, tiene la intención de llevar a la autora a un lugar seguro, dentro de algunos espacios amigables: la Villa Gillet (Lyon), Cité-Philo (Lille), el Collège des Bernardins o el Théâtre de l’Odéon (París), donde se encuentra un joven prometedor que presenta a Seuil, y que se dará a conocer bajo el nombre de Edouard Louis.
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