Erdogan marca cinco años de golpe fallido que transformó Turquía
Se espera que el presidente turco pronuncie un discurso ante miles de simpatizantes en Ankara el jueves e inaugure un “Museo de la Democracia”.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, celebra el jueves 15 de julio el quinto aniversario de un sangriento intento de golpe de Estado que le permitió consolidar su poder a expensas de una represión y tensiones interminables con los países occidentales.
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En la noche del 15 al 16 de julio de 2016, elementos de facciones del ejército desplegaron tanques en las calles mientras los aviones sobrevolaban Estambul y Ankara, bombardeando varios lugares importantes, como el Parlamento. La intervención de elementos leales y decenas de miles de partidarios de Erdogan que salieron a las calles a petición del presidente ayudó a derrotar el levantamiento. Resultados: 251 personas asesinadas, excluidos los estafadores. Un signo de la importancia histórica que Recep Tayyip Erdogan atribuye al fracaso del golpe, se espera que pronuncie un discurso el jueves frente a miles de simpatizantes en Ankara e inaugure un “Museo de la Democracia” volviendo sobre los principales hechos de esa noche que, según él, “Destino cambiado” de Turquía.
Para muchos analistas, el fallido golpe aceleró sobre todo la tendencia autoritaria del presidente, que reforzó considerablemente sus poderes en 2017 al sustituir el sistema parlamentario por un régimen presidencial fuerte. Recep Tayyip Erdogan, quien ha gobernado Turquía desde 2003, vio el fallido golpe como “Una oportunidad para acelerar la concentración de poder en tus manos”, por tanto, lo considera un diplomático occidental. Erdogan acusó a un ex aliado, el predicador Fethullah Gülen, de planear el golpe, y también lanzó una represión implacable contra sus supuestos partidarios, que se extendió a la oposición de Prokurdic y a los medios críticos. El fallido golpe permitió a Recep Tayyip Erdogan “Justificar la represión dirigida a una amplia oposición” argumentando que “Los grupos hostiles buscan constantemente hacer daño” para Turquía, explica Soner Cagaptay, experto del Washington Institute of Near East Policy.
La represión está en pleno apogeo
Cinco años después del fallido golpe y a pesar de las críticas, la represión está en pleno apogeo: los presuntos partidarios de Fethullah Gülen siguen siendo arrestados cada semana y el principal partido pro kurdo HDP, del que varios diputados han sido arrestados, es el objetivo de ‘ un procedimiento de prohibición. Las cifras hablan por sí solas: desde 2016, más de 300.000 personas han sido arrestadas en la lucha contra el movimiento de Fethullah Gülen y casi 3.000 condenadas a cadena perpetua, según las autoridades. Además, más de 100.000 personas fueron despedidas de instituciones públicas, incluidos unos 23.000 soldados y 4.000 magistrados, en purgas de una escala sin precedentes.
Recep Tayyip Erdogan dijo el miércoles que la lucha contra el movimiento de Fethullah Gülen continuaría “Hasta que su último miembro esté incapacitado”. La caza también continúa en el extranjero: los servicios secretos turcos llevaron a cabo varias operaciones en países de Asia Central, África y los Balcanes para traer de vuelta a la fuerza a supuestos partidarios de Fethullah Gülen. Por tanto, Ankara anunció a principios de julio que habría “Repatriado” un profesor turco residente en Kirguistán, Orhan Inandi, que había desaparecido unas semanas antes y que las autoridades turcas presentan como una imagen del movimiento gulenista.
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Pero Fethullah Gülen, que vive en Estados Unidos y niega cualquier participación en el intento de golpe, sigue siendo esquivo por ahora. Ankara solicitó repetidamente su extradición, sin éxito. Este tema generó tensiones entre Turquía y Estados Unidos, dos países cuyas relaciones se han deteriorado desde 2016. Al mismo tiempo, Turquía se acercó a la Rusia de Vladimir Putin y buscó una política exterior más asertiva, interviniendo militarmente en diversos conflictos a expensas de las crecientes tensiones con sus socios de la OTAN. Erdogan también rechazó sistemáticamente las críticas de la Unión Europea a la degradación del estado de derecho desde el fallido golpe, denunciando un “Falta de empatía”.
Las celebraciones del jueves también permitirán al presidente turco ganar el llamado de sus tropas, ya que su popularidad está menguando debido a las dificultades económicas. Porque haber acumulado tanto poder después del golpe fallido también tiene un “desventaja” de Recep Tayyip Erdogan, subraya el diplomático occidental. “Cuando las cosas van mal, es más difícil culpar a los demás”.
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