Ciencias

Mediterráneo: en arroyos, medidas contra el hacinamiento

Animar a los visitantes a darse la vuelta cuando las playas ya estén llenas o prohibir el amarre de botes en algunas calas: el Parque Nacional Calanques adoptó medidas regulatorias el miércoles como parte de una campaña más amplia para recortar las visitas.

“Tenemos que ir rápido: la idea es modificar los usos cambiando los hábitos del público y tomando medidas regulatorias”, explicó François Bland, director de este parque ubicado entre Marsella y Cassis, donde se suceden las sucesivas calas rocosas, bañadas por el Mediterraneo.

“Los números en los arroyos son impresionantes y tal vez un poco más fuertes que en otros lugares porque estamos cerca de una gran ciudad”, agrega. Con el fin del encierro y la sed de libertad de turistas y residentes, en el verano de 2020 se duplicó la participación en los arroyos de En Vau y Sormiou.

El parque, que aún no tiene las cifras definitivas, estima que recibió unos tres millones de visitantes en 2020, frente a una estimación de dos a tres millones un año antes.

Para combatir este hacinamiento, su junta directiva decidió el miércoles, por ejemplo, experimentar con la comunicación en tiempo real en algunos sitios para alentar a los visitantes a darse la vuelta. La idea de cuotas para limitar el acceso a ciertos sitios no se ha implementado, pero se estudiará.

En el mar, los kayaks ya no podrán aterrizar en salientes naturales hechos de lithophyllum, algas rosadas / blancas que forman aceras duras como rocas.

También se prohibirá el amarre de barcos en algunos arroyos y se organizará mejor en otros lugares, con el fin de preservar la Posidonia, una planta mediterránea endémica esencial para el ecosistema marino.

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Se prohibirá aparcar en el espacio natural y, en particular, en Cap Croisette.

“También tenemos que dar marcha atrás al coche, potenciar el transporte público y potenciar la bicicleta”, defiende el director del parque. Pero este tema preciso depende sobre todo de las comunidades locales.

El Parque pretende iniciar un tratamiento de “desmarketing”, que consiste, por ejemplo, en retransmitir imágenes de playas concurridas o atascos para disuadir a los visitantes.

El hacinamiento perjudica los caminos, crea fenómenos de pisoteo en entornos naturales frágiles y erosión, las anclas destruyen los prados de Posidonia, sin olvidar los desechos que dejan los visitantes o la degradación de la calidad del agua, enumera el director.

Prudencia Febo

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